Mitos y Realidades de la Sexualidad de las Personas con TEA

  Por Hernández Nathaly   

 

    Elegí este tema no solo para informar a mi familia, sino también para las demás personas, que conozcan y entiendan como es en realidad una persona con autismo, que podemos interactuar con ellos, hablarles sobre diferentes temas e incluso llegar a tener una relación con una persona con autismo. La manera de vivir la sexualidad puede ser muy diferente dependiendo de la persona y, también, del grado de TEA que tenga (Dewinter et al., 2017).



    La  mayoría  del  alumnado  presenta  interés  por  el  desarrollo  de  diferentes  aspectos  de la sexualidad y, sin embargo, les resulta complicado desarrollar los mismos de manera autónoma en el caso de no haber recibido una Educación Sexual  previa (Lozano et al ., 2013). Se han corroborado los resultados de Hannah y Stagg (2016) y Kalyva (2010), donde indican que los estudiantes con TEA presentan una escasa conciencia de la privacidad, escaso autocontrol y dificultades en el manejo de las habilidades sociales. Viven el desarrollo de su sexualidad de forma más natural, por lo que tienen mayor facilidad para exteriorizar sus deseos e intereses y, en consecuencia, los profesionales contemplan que algunos  de  los  comportamientos  de  su  alumnado  pueden  resultar  socialmente  poco  apropiados  como,  por  ejemplo,  masturbarse  en  un  entorno  social  u  observar  detenidamente a niños y niñas (Fernándes et al ., 2016; Stokes  et al ., 2007).

   


Este tipo de actividades se  dan porque a las personas con TEA les resulta complicado comprender en su totalidad  las normas sociales debido a las dificultades que muestran para adaptarse socialmente,  y esto genera prestar mayor atención a las limitaciones olvidando sus potencialidades  (Dantas  et al ., 2014; Garrido  et al., 2017). Esta situación donde las habilidades socio- sexuales  se  ven  afectadas  (Gilmour   et  al .,  2012)  puede  repercutir  de  manera  negativa   en el desarrollo de su sexualidad (Gerdel  et al. , 2017), pudiendo generar sentimientos  de  soledad  o  exclusión  social  (Baixauli   et  al.,  2017).

    También,  se  ha  comprobado  que   en la sociedad actual todavía predomina un único modelo social, lo que condiciona el  desarrollo sexual de las personas con TEA, ya que estas personas no siguen el mismo  modelo y, por consiguiente, mayormente, solo son aceptadas por su círculo familiar y  los profesionales que los rodean (Rubin, 1984). De modo que, dadas las características  singulares de las personas con TEA en ocasiones, se encuentran con barreras en el camino de su inclusión socioeducativa (García-Cuevas y Hernández, 2016).

    Por  otro  lado,  se  ha  percibido  una  escasa  atención  por  el  desarrollo  de  la  Educación Sexual (ES en lo adelante)  de los estudiantes (Bejarano y García, 2016) porque tanto a los profesionales como a las familias de las personas con TEA les resulta complicado trabajar este tópico y más aún cuando surgen aspectos como la masturbación (Walters et al., 2013). A este respecto, se ha constatado que uno de los mayores temores de las familias, e incluso de algunos profesionales,  son  las  percepciones  erróneas  relacionadas  con  la  intención  de  los  comportamientos sexuales de las personas con TEA (Ballan, 2012; Mehzabin y Stokes, 2011; Newport y Newport, 2002; Sevlever  et al ., 2013). Los profesionales perciben el  miedo y la angustia de muchas familias a la hora de abordar temas relacionados con la  sexualidad debido a que, para muchas, aún se trata de un tema tabú, difícil de abordar  con  normalidad  y  naturalidad.  Esto  puede  obstaculizar  el  proceso  de  intervención   sexual, ya que es imprescindible la participación activa de las familias además de una  colaboración y coordinación adecuada entre ambos (Travers y Tincani, 2010).

     Según  los  profesionales,  se  corroboró  que  las  personas  con  TEA  pueden  lograr   mejores resultados si las familias están implicadas en el proceso de atención temprana  (García  et al ., 2015). Por lo que, la familia, siendo un apoyo indispensable, será quien deba tomar la principal y primera responsabilidad, junto con la ayuda de los profesionales de la educación, donde juntos se encargarán de dar comienzo a la ES. Es importante reconocer y abordar las expectativas que tienen las familias y los profesionales sobre el desarrollo sexual de las personas con TEA, teniendo siempre presente que los procesos de intervención sexual con estas personas son largos y complejos.

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